Bodegas Osca
Descubre la bodega en funcionamiento más antigua de España. Nos dedicamos a mimar nuestros vinos y te invitamos a conocer su fascinante historia.
Vista...
Amarillos y verdes en el comienzo del verano, cielos rojos del atardecer otoñal… en la lontananza azules cumbres pirenaicas protegen el sosegado territorio somontanés. El Somontano es esto: piedemonte pirenaico, con toda su riqueza paisajística y peculiar climatología, de carácter mediterráneo, con temperaturas que oscilan entre los 3º C de enero y los 22 º C en agosto. El resultado, un ambiente idóneo para que las vides florezcan, se retuerzan y nos agasajen con su dulce fruto, aquel que los altares elevarán a sangre de salvador y más venerado por nosotros…
Desde estas llanuras y depresiones, sobre suelos ocres, hojas verdes y uvas doradas y añiles, nace la Denominación de Origen Somontano, de la que formamos parte, con el honor añadido de ser la bodega que allá por el año 1985 dio a luz el primer vino de nuestra denominación…
A 20 km de Barbastro, capital del Somontano –provincia de Huesca, Aragón, España…– se encuentra Ponzano, hace de pórtico de entrada a esta tierra de vinos. Desde las lomas de Ponzano o desde la restaurada ermita de San Román, la vista se pierde entre las viñas, los olivos y el secano, una vista que, regalada de matices, gana en sosiego y paz a medida que se prolonga la contemplación…
Nuestros viñedos abarcan 30 hectáreas de suelo arcilloso calizo, siempre en cultivo de secano y, como contamos, conviven con carrascas, olivos y cereales por encima de los 530 m de altitud, la zona más alta del Somontano. Se ve llover lo justo (y necesario). Las precipitaciones rondan los 500 y 600 mm anuales y los cielos grises se alternan con la abundante luz dorada que nutre y calienta la cepas de tempranillo, garnacha, moristel, syrah, merlot o cabernet sauvignon, variedades tintas de nuestros viñedos, o las Macabeo, Gewurztraminer y garnacha blanca entre las variedades blancas, para una producción anual de 200.000 kg de uva.
En síntesis, la paleta de colores se presenta amplia y sugerente: desde el amarillo intenso del astro rey al azul de las montañas; del verde de las hojas de la vid al marrón de la tierra o la cepa; del rojo del corazón de la garnacha al dorado de la macabeo… todo bañado por los suaves atardeceres anaranjados, violetas y rosas que nos regala esta privilegiada tierra abierta, deseosa de ser descubierta… y disfrutada.
Olfato...
Nuestras bodegas huelen a tradición. Y a historia viva. La familia Borruel, encarnada en Gregorio como enólogo, Félix en la viticultura y Ángel en la gerencia y comercialización, intentamos honrar de la mejor manera una tradición vitivinícola que mantiene los aromas que nos recuerdan a caballeros y señores feudales, pues los vestigios de nuestras queridas bodegas subterráneas se remontan nada más y nada menos que al año 1480, aunque también conservan restos del siglo XIX. Con este peso de la historia sobre nuestros hombros intentamos combinar los viejos aromas de la noble crianza con los frescos olores de la fruta y arriesgadas especias, resultando un estudiado maridaje entre tradición y modernidad, entre terruño y vanguardia… Nuestro empeño en este modus operandi se traduce en el interés por producir modernos vinos con variedades autóctonas como la macabeo, moristel o parraleta.
Bodegas Osca –las más antiguas del Somontano– están abiertas a todo aquel que quiera respirar esta amalgama de esencias a barrica, cuero, hollejo y piedra desde el mismo suelo de una bodega familiar, de pequeña producción, donde el que entra será bienvenido y verá trabajar a los mismos que sostenemos este pequeño trozo de historia… para nosotros, un verdadero y amado imperio.
La humildad en la producción se traduce en los 1.500 hectólitros anuales, cuidados celosamente y de forma absolutamente artesanal eso sí, en pequeños depósitos de acero inoxidable de sólo 10.000 litros de capacidad y criados con todo el cariño y conocimiento del que somos capaces en 360 barricas de roble francés (60%) y americano (40%) que duermen al abrigo de cientos de años historia, susurradas por perfumes medievales y la responsabilidad de largos años de cultura, aprendizaje y pasión familiar por el vino.
No obstante, el proceso comienza mucho antes, en el campo, con sus sutiles toques de retama y montebajo, acariciado por una suave brisa que impregna el aire de aromas de huertas, frutas silvestres o romero. Aquí empieza la vendimia, siempre manual, seleccionando los racimos directamente en cada viña para seguidamente ser transportados hasta la bodega en pequeñas cajas de 30 Kg con el objetivo de que nuestras uvas lleguen enteras, frescas y dispuestas a regalarnos toda su esencia…
Así, los tintos jóvenes, rosados y blancos convivirán con crianzas, reservas y el único gran reserva de Somontano, fruto del coupage más elaborado o de los monovarietales Moristel, garnacha blanca y tinta, merlot, syrah y gewurztraminer.
Atrévase a imaginar la multitud de “perfumes” que guardamos en cada botella…
En cuanto al futuro de nuestros vinos, se presenta con un complejo bouquet donde destacan las notas de eucalipto o los frutos rojos de la garnacha, buque insignia de la bodega y variedad sobre la que se centra gran parte de nuestro esfuerzo y experimentación que verá sus frutos –nunca mejor dicho– en las próximas añadas.
Gusto...
Equilibrio entre nuestro bagaje cultural y la innovación más contemporánea, entre nuestro trabajo artesanal y la tecnología más aséptica. Potente como nuestras aspiraciones. Nos movemos en un terreno complicado pero apasionante, donde el resultado de los vinos habla por sí solo: avanzando paso a paso para tratar de aportar el conocimiento de nuestro tiempo sin perder la esencia familiar y la sabiduría transmitida generación tras generación.
Nuestros caldos son redondos, como nuestra imagen, que busca desde la humildad, la perfección del círculo, la suavidad de las formas y la amabilidad en el trato a nuestra materia prima… La “O” de Osca nos identifica, nombre que tiene su origen en un profundo amor y respeto a nuestra tierra en la que desde la defensa de lo local hemos tenido siempre vocación universal, no en vano nuestros vinos exportados alcanzan el 20% y estamos orgullosos de que hagan un poco más felices los comedores de suizos, americanos, alemanes, chinos, etc… En realidad pensamos que el trabajo bien hecho no tiene fronteras.
Así –nuestra “O”– el elemento más representativo de la imagen visual corporativa, combina la fotografía y un tratamiento gráfico diferente para cada tipo de vino, transmitiendo tradición, enología y terroir por un lado, y vanguardia por otro, buscando en último término potenciar mundialmente nuestra imagen de marca y dotar de mayor personalidad a nuestros vinos.
Largo final, al que no queremos poner un punto sino tres, pues esperamos, y esa es nuestra ilusión diaria, seguir teniendo un reconocimiento a nuestro trabajo, a la pasión por la cultura del vino y al respeto a la tradición familiar.
Nuestro más sincero agradecimiento a todo aquel que tras probar un vino de Bodegas Osca siente que le resuena desde las entrañas su profundo vínculo con la Madre Tierra… y con el misterio de la vida.